Es una terapia vivencial anclada en el AQUÍ Y AHORA, pues todo lo no resuelto, todo aquello a lo que no pudiste responder de forma satisfactoria, está empujando desde adentro para que lo puedas resolver en tu presente.
Y lo puedes reconocer HOY, cuando te sientes bloquead@, cuando te boicoteas, no prosperas, sientes vacío, ansiedad, miedo, estrés, te cuesta tomar decisiones, poner límites, cuando te exiges, te culpas, te duele el cuerpo, cuando tus relaciones fallan, te pones en riesgo, te falta energía, ilusión.
En fin, muchos tipos de signos y síntomas pueden estar relacionados con heridas del pasado que no están resueltas.
Juntos exploraremos tus emociones, pensamientos, creencias y sensaciones para que tomes conciencia de lo que te está bloqueando
y asumas el poder de cambiarlo.
Se trata de comprender qué pasó, cómo lo viviste y cómo hiciste para evitar volver a sufrir, ya que en este acto generoso de tu sistema nervioso
para protegerte del dolor, un pedacito de ti quedó olvidado, tu psique se fragmentó.
Intentaremos descubrir qué relato has construido en base a las experiencias que has vivido y qué creencias limitantes han podido fijarse
en tu inconsciente en los momentos difíciles de tu historia, para que las puedas cuestionar, confrontar y finalmente desmantelar.
Este proceso lo haremos con mucho respeto y cariño por lo que fue.

Lo realmente hermoso de desplegar tu historia y conocer los detalles es, en primer lugar, tener la oportunidad de apropiarte de ella para que la puedas honrar, pues no te olvides de que detrás de cada herida sanada y de cada miedo superado están tus dones, tu creatividad, tus capacidades espirituales y tu poder personal.

Además, cuando asimilas tu historia, especialmente lo incómodo, estás preparad@ para reescribirla y resignificarla, pero ya no desde el victimismo y el dolor, sino desde un lugar empoderado en el que tus heridas se han transformado en tus súper poderes, en tus armas espirituales, para que puedas recorrer tu camino con elegancia, impecabilidad, coraje y sabiduría.

Terapia Gestalt

Al final, el camino del despertar y de la sanación pasa por encarnar las cualidades de la mejor Madre y Padre que podamos imaginar. Para abrazar nuestras heridas y carencias con amor y ternura; para contener nuestros vacíos y nuestros miedos, con seguridad y presencia.
La Gestalt nos ayudará a desplegar poco a poco, todo aquello que no está funcionando en tu presente, para comprenderlo, encontrar su origen y que desarrolles nuevas maneras de manejarlo.

El trabajo con el cuerpo te permitirá escuchar su voz con compasión y ternura, sea lo que sea que esté guardando. Nos permitirá trabajar asuntos que todavía no son conscientes y que tu cuerpo sabe y siente como síntomas. Trabajaremos para que puedas abrirte a sentir de nuevo la herida, a mirarla con curisosidad y autocuidado, sin juicio.

Se trata de darte la oportunidad de procesar y asimilar la experiencia incómoda, aportando-TE todo lo que necesitaste en ese momento y que faltó, para que puedas completar la respuesta interrumpida de las maneras que tu cuerpo necesite. Se trata de construir poco a poco la seguridad necesaria para que tu cuerpo complete la respuesta que un día quedó interrumpida

Terapia corporal

Tu cuerpo es el depositario fiel de toda tu historia; guarda memorias e información de todo lo que has vivido sin distorsión alguna, a diferencia de tu psique. El trauma y la herida no es algo que sucede únicamente en la psique, es una impronta que queda grabada en cada célula de tu cuerpo.

El trauma se origina cuando hemos sufrido algún tipo de abuso, físico o emocional, negligencia, duelos, pérdidas, también cirujías, catástrofes, accidentes, etc. En definitiva, cualquier tipo de amenaza real o percibida como tal, ante la cual no pudimos responder de una forma satisfactoria.

Ante cualquier amenaza tu cuerpo moviliza una enorme cantidad de energía de supervivencia, para "luchar, huir o inmovilizarte" y que, en caso de no descargarse y drenarse por el canal adecuado para completar cualquiera de estas respuestas, queda atrapada en el cuerpo cronificando estados de desregulación, como pueden ser ansiedad, miedo, congelación, hipervigilancia, etc.

Como consecuencia te puede resultar muy difícil habitarlo, entonces te desconectas de él, pues no lo sientes seguro, y es normal!! Está cargado de sensaciones muy incómodas de miedo, ira, parálisis, vergüenza, culpa, etc., que han quedado secuestradas en él.

Todas las personas estamos traumatizadas o heridas en mayor o menor medida, es algo inherente a estar vivo. Por tanto, no es necesario haber sufrido grandes abusos o catástrofes para traumatizarte, pequeñas negligencias repetidas a lo largo del tiempo pueden resultar muy dañinas, especialmente si no pudimos responder, procesar la magnitud de lo vivido, pedir ayuda. A veces, lo más traumático es lo que no pasó, la ayuda que no llegó, el silencio, lo que no se vió o lo que no te diste permiso para sentir.

No podemos huir y escapar de nuestro cuerpo, tarde o temprano aquello de lo que huímos nos alcanza.

El trabajo con el cuerpo nos proporciona percepción de seguridad, de autoregulación y la capacidad de conectar con la Vida.

Chamanismo y Terapia transpersonal

Tanto el chamanismo como la terapia transpersonal son dos caminos que aunque nacen en lugares muy lejanos, terminan buscando lo mismo: sanar a la persona en un sentido profundo, no solo en su cuerpo o su mente, sino en su espíritu, en su conexión con la trascendencia. Es como si ambos estuvieran explorando el mismo territorio del alma, pero cada uno con su propio mapa y sus propias herramientas.

  • El chamanismo es un camino antiguo que encuentra la expresión de lo divino en todas las formas de la naturaleza y que concibe el mundo como un tejido vivo donde todo está unido e interconectado; todo es energía, vibración, información.

El ser humano es una síntesis de cuatro dimensiones: la física, emocional, mental-alma y espiritual. A través de cada una de ellas nos aproximamos a una porción distinta de nuestra humanidad; es decir, nuestro desarrollo armónico depende de que estas partes de nuestro ser, se encuentren bien integradas y relacionadas. Siguiendo con la interconexión, cada una de estas dimensiones, se corresponde con un animal de poder, que varía según la tradición, y con cada uno de los cuatro elementos que constituyen nuestro cuerpo, Fuego, Agua, Tierra y Aire. Durante su formación, el chamán trabaja en la dirección de aliarse y manejar estas energías para sanarse a si mismo y posteriormente sanar a otros. Por poner algunos ejemplos del trabajo con los elementos. Necesitamos trabajar el elemento Tierra cuando no tenemos la capacidad de materializar las ideas que tenemos, o cuando descuidamos y maltratamos nuestro cuerpo; el Agua poco equilibrada, puede hacernos hipersensibles, con dificultad para regular nuestras emociones; un fuego sin control, puede volvernos excesivamente ávidos, sin poder medir las consecuencias de nuestro impulso de conquista; el aire sin control, puede manifestarse como una imposibilidad de parar la mente, o como una mente rígida y poco permeable a nuevas ideas.

Todos tenemos esta capacidad de autosanación, un guía interior que conoce el camino, que conoce las respuestas que necesitamos. Sin embargo, nos resulta muy difícil acceder a esta información porque estamos demasiado condicionados por nuestras creencias, por nuestra manera de pensarnos y de sentirnos, y que impactan en nuestra manera de mirar al mundo y en nuestra percepción de la realidad.

El susto, como se refieren los chamanes al trauma, distorsiona el libre fluir de nuestra energía a través de estas dimensiones, de manera que la información que recibimos del entorno se distorsiona y no llega donde tiene que llegar, o llega distorsionada. Esta interrupción o contaminación del flujo energético y de información, impide que podamos desarrollarnos en armonía y satisfacer nuestras necesidades. La vida trabaja para dos cosas, la supervivencia y la expansión. La supervivencia gasta mucha energía, de manera que si nos percibimos bajo amenaza, no nos quedará energía disponible para la expansión, creatividad y desarrollo espiritual.

Los rituales, nos permiten jugar con lo invisible, nos permiten el diálogo consciente con nuestro inconsciente, para así generar cambios en nuestra manera de estar y de percibir la realidad.

Lo paradójico de la magia y del ritual es que sólo funcionan cuando crees en ello y confías en tu poder creador.

  • El enfoque transpersonal parte de la base de que cada persona es portadora en su inconsciente profundo, de toda la información acerca del universo, trascendiendo los límites del ego individual, la historia personal y el cuerpo físico.

Para el trabajo que nos interesa aquí, el dominio transpersonal de nuestra psique tiene información, no sólo de nuestra biografía postnatal, sino también de todo nuestro linaje, las experiencias perinatales y el inconsciente colectivo, ese estrato psíquico común a toda la humanidad lleno de arquetipos que trascienden culturas y épocas.

Esta información procedente de lugares tan dispares, se estructura durante nuestro desarrollo a modo de distintos “programas”, cada uno con un contenido semántico determinado; es decir, con toda aquella información que comparte una misma cualidad temática. Posteriormente, estos programas condicionan nuestra manera de ver el mundo, y se despliegan y ejecutan cuando el contexto vivido se asemeja de algún modo, con las experiencias biográficas, ancestrales, colectivas o perinatales con las que comparten alguna similitud.

Y ¿qué importancia tiene esto para el trabajo que vamos a realizar? Lo puedes comprender mejor si piensas en la falta de sentido y significado de ciertas emociones, sensaciones, sueños, reacciones, pensamientos y creencias que te asaltan en ocasiones y que a priori no puedes relacionar con algo conocido. No lo puedes entender conscientemente porque procede de algún lugar de tu inconsciente que contiene los resortes que activan y ejecutan estos programas.

Para que lo puedas entender con algún ejemplo, el miedo paralizante que puedas estar experimentando, además de poner de manifiesto algún tema inconcluso de tu historia, puede también estar relacionado con el miedo que experimentó algún ancestro durante alguna guerra, con el miedo que sentiste al atravesar el canal del parto durante tu nacimiento, o con el MIEDO universal hacia la muerte y aniquilación. Todo esto que no tiene que ver directamente contigo, puede estar intensificando tu experiencia.

Estas dos herramientas, chamanismo y trabajo transpersonal, juntas nos pueden ayudar a profundizar mediante la creación de pequeños rituales.

¿Qué es un ritual? Para que puedas hacerte una idea, es una representación de tu universo simbólico, único e intransferible, con el fin de que seas partícipe en alguna medida, en el flujo de información que pasa a través de ti. Recuerda que el lenguaje del inconsciente es simbólico, no lógico ni lineal. Cuando representamos en la realidad una parte de nuestro inconsciente, estamos impregnando esa realidad de intención, y de todas las cualidades-energías que queremos vivir y sentir; estamos invistiendo de nuestro poder creador y autoridad a esas partes de nuestro inconsciente con las que queremos trabajar.

Al comienzo esto puede resultar complicado, porque no estamos acostumbrados a manejar este lenguaje. Nos enseñaron que nuestra mente racional es la que sabe, relegando el instinto, la intuición y el lenguaje inconsciente de nuestro cuerpo a un lugar marginal y mal visto. Pero cuando somos capaces de escuchar “nuestras tripas” y descifrar su mensaje, y nos disponemos a usar el ritual como herramienta para nuestro trabajo personal, el proceso se puede ver muy favorecido.

Lo podemos hacer de distintas maneras a través de meditaciones guiadas, visualizaciones, dramatizaciones, diálogos entre partes, creaciones artísticas, etc. Lo que buscamos con este tipo de trabajos es que puedas integrar aspectos de tu inconsciente, reapropiarte de tu historia, romper patrones automáticos, focalizarte para potenciar tu voluntad transformadora, recuperar fragmentos perdidos de tu alma, etc.