


Sesiones presenciales o por zoom, en un espacio de profunda confianza donde puedas comprender, aceptar e iluminar tu camino a la luz de tu conciencia.
La terapia no va de suprimir lo que no nos gusta de nosotros, sino de ampliar nuestra mirada y nuestra capacidad de responder.
Estoy aquí para escucharte. Mi trabajo es crear un lugar seguro donde puedas abrirte sin temor, a sentir y dar voz a tus heridas., donde puedas escucharte y explorar lo que sientes, piensas, haces, y desde qué lugar interno haces todo ello, para que lo puedas reconocer y cuestionar, para que puedas ampliarte, enriquecerte y ensayar otras maneras de estar en tu vida y en tu cuerpo.

El Arte de Trabajar en Ti: Escuchar, Sentir, Transformar
"Trabajar en terapia", se usa de manera intencional para describir el proceso terapéutico como un esfuerzo activo, consciente y comprometido. Significa co-crear un espacio donde te involucras plenamente en un proceso vivo de autoconocimiento. Es un proceso que requiere tu energía, curiosidad y coraje.
Implica una labor viva y encarnada. En lo gestáltico, es explorar el "aquí y ahora" de tus experiencias, estar presente con tus emociones. En lo corporal es conectar con las sensaciones físicas, con las señales que emergen de tu interior, poniendo palabras al cuerpo y cuerpo a las palabras. En lo transpersonal, es un viaje hacia la integración del ser más allá del ego, es abrirte a las dimensiones más profundas de tu ser con apertura y presencia.



La relación terapeútica: Sanar a través del encuentro humano
Yo no soy una experta que sé lo que necesitas y estoy aquí para “arreglarte” o darte soluciones, ¿sabes? Mi empeño estará en verte, escucharte y acogerte tal y como eres, sin juicios y con presencia, con lo que sea que traigas; mi compromiso es apoyar todo aquello que sea genuino en ti, y confrontar todo lo que sea falso o automático. Quédate para que puedas entenderlo mejor.
Primero, el APOYO: es como un abrazo suave pero firme que te sostiene desde el principio. Nuestro sufrimiento y nuestras heridas vienen de muy lejos, de nuestra infancia, y tienen todo que ver con lo vincular. Las experiencias de rechazo, abuso, negligencia y abandono, que hemos vivido en nuestro entorno cercano, nos fragmentaron, nos desconectaron de nuestra esencia y deseos genuinos, para no volver a sufrir, para encajar, para no molestar, para no destacar, y sembraron en nuestra psique y en nuestro cuerpo las semillas de la desconfianza, insuficiencia, miedo, indefensión, vergüenza, culpabilidad, y muchos otros signos y maneras que hoy día nos impiden vincularnos de forma segura.
Juntos, iremos construyendo un vínculo seguro y auténtico, donde no habrá necesidad de esconderte ni huir de ti, no habrá lugar para que te sientas insuficiente, inadecuado, avergonzado o culpable por ser quién eres. Y esto es sanador, porque te recuerda cómo es mostrarte y sentirte valorado y entendido de verdad. En terapia puedes revivir esos patrones de tus relaciones pasadas, pero en un lugar controlado, lleno de amor y empatía, donde en vez de repetir el dolor, vives algo diferente: esa validación emocional que tal vez te hizo falta en tu infancia.
Te escucho con toda la presencia y empatía de que soy capaz en cada momento, sintiendo en mi cuerpo lo que tú sientes en el tuyo. Mi trabajo no es analizar ni interpretar, sino validar tus emociones, tus sensaciones, tus dolores y tus alegrías, ofreciéndote un espacio de seguridad y confianza absoluta. Confianza que se construye paso a paso, como una red tejida con hilos de respeto, cariño y no juicio.
Si esto resuena en ti, ¿qué parte te intriga más?
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¡Un abrazo!
Cuando pones orden en tu mundo interno, colocas cada emoción, recuerdo, persona, límite, etc., en su lugar y nombras cada cosa por su nombre, estás asumiendo el mando y el gobierno interior de todo lo que vive dentro de ti. Entonces empiezas a conocer el sabor de la libertad, de la autenticidad y del poder personal que tienes.
Pero el apoyo solo no basta, como no basta que una madre consuele a su hijo que viene triste del colegio diciéndole, pobrecito mío ¿qué niño malo te ha hecho esto? Y aquí entra la CONFRONTACIÓN, no como un choque, sino como una manera de señalar con amor esas incongruencias que quizás no ves, una forma de espejo que refleja mecanismos inconscientes y automatizados: "¿Notas cómo tu cuerpo se tensa y tu voz se apaga cuando hablas de eso? ¿Cómo es que me hablas de tu ruptura amorosa con este gesto chistoso?”
Es un desafío cariñoso, corporal, que te empuja a explorar lo que evitas, lo que temes, a mirarte de verdad. No te confronto para "corregirte", sino para que tomes conciencia de todo lo que sucede dentro de ti, aquí y ahora, para que asumas el poder sobre todo ello. La confrontación te invita a darte cuenta de tus incoherencias y vacíos: lo que dices versus lo que sientes, o cómo evitas el contacto real con tus emociones o conmigo.
¿Y cómo fomenta esto el crecimiento? Ahí está la alquimia. Cuando te confronto te estoy empoderando para que tomes responsabilidad de tu experiencia, es una llamada al crecimiento interior. Muchas veces, después de estos momentos te sentirás más vivo, más integrado y más capaz de relaciones más honestas, con menos máscaras.
No puedes ser lo que no eres ni estar donde no estás; esto es fingir, escapar, exigirte y juzgarte. El crecimiento surge cuando te aceptas tal como eres, cuando te conviertes en lo que eres y asumes la responsabilidad por lo que sientes, piensas y haces. Es un umbral mágico y transformador, cuando unes las piezas rotas de tu interior y recuperas esos pedacitos de alma que se perdieron en el camino.
Creo que la verdadera sanación surge de un encuentro humano auténtico, de corazón a corazón, un delicado baile de apoyo y confrontación, donde lo que suceda entre tú y yo será lo que realmente importa, lo sanador y transformador.
Todo lo que buscas ya está dentro de ti, tus respuestas las tienes tú, pero aún no puedes escuchar esa voz porque internamente estás fragmentado y dividido, entre lo que ERES Y LO QUE SUPONES QUE DEBES SER.
La terapia con Andrea me ayudó a encontrar paz y propósito en mi vida. ¡Totalmente recomendable!
María López
Gracias a las sesiones, he logrado sanar heridas emocionales y reconectar con mi esencia. Muy agradecida.
Juan Pérez